
Un innovador estudio dirigido por la Universidad de Oxford está analizando más de cerca cómo funcionan los antidepresivos, en particular el ISRS fluoxetina (Prozac), en los jóvenes. Con un número récord de personas de entre 15 y 29 años a las que se les recetan estos medicamentos, los investigadores esperan descubrir por qué el mismo tratamiento ayuda a algunos y a otros no.
La depresión es cada vez más común entre los adultos jóvenes. Los datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONS) del Reino Unido en 2022 mostraron que el 28 % de las personas de entre 16 y 29 años experimentaban síntomas de depresión, la tasa más alta entre todos los grupos de edad. Los datos del Servicio Nacional de Salud (NHS) revelan un aumento constante de las recetas: de 1,4 millones en 2016 a 1,8 millones en 2023 para personas de entre 15 y 29 años.
A pesar de su uso generalizado, los antidepresivos siguen siendo controvertidos. Muchos se benefician de ellos, pero otros encuentran un alivio limitado, y algunos dudan en comenzar el tratamiento debido al estigma o al miedo.
El nuevo proyecto de la Universidad de Oxford se centra en la fluoxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) que se receta a menudo para la depresión. Dirigido por la profesora Catherine Harmer, el equipo de investigación tiene como objetivo determinar cómo influye específicamente el fármaco en el cerebro y las emociones de los jóvenes.
«No podemos dar por sentado que los efectos en los adolescentes sean exactamente los mismos que en los adultos»,
afirma la profesora Harmer.
«La adolescencia es una etapa crucial del desarrollo en la que a menudo aparece la depresión por primera vez».
En el estudio participan unos 80 jóvenes y se espera obtener resultados en el plazo de un año. El objetivo: predecir quiénes se benefician más de los antidepresivos y adaptar los tratamientos en consecuencia.
Dos de los participantes en el estudio, Alex (24) y Katie (23), tienen experiencia de primera mano con la depresión.
Alex la describe como «un zumbido en la cabeza que me impedía concentrarme en las cosas normales».
Katie añade: «Te quita toda la alegría de la vida».
Ambos afirman que los antidepresivos marcaron la diferencia, ya que les ayudaron a neutralizar los cambios de humor y a reducir los pensamientos negativos constantes. Aun así, Katie admite que al principio tenía dudas:
«Existe la idea de que los antidepresivos son el último recurso, y eso puede ser muy perjudicial, porque la gente espera a tocar fondo para probarlos».
Alex está de acuerdo en que la concienciación está mejorando entre los jóvenes, pero señala que «desde el punto de vista clínico, todavía hay un gran retraso en la comprensión de cómo se utilizan los antidepresivos y qué efectos tienen realmente».
La profesora Harmer señala que los antidepresivos suelen ser objeto de más críticas que otros tratamientos médicos.
«Se pueden tomar medicamentos hormonales para el dolor menstrual o el tratamiento de la migraña sin recibir las mismas críticas», explica.
Al estudiar los efectos del medicamento en poblaciones más jóvenes, los investigadores esperan que el uso de antidepresivos esté menos estigmatizado y se base más en la ciencia.
La profesora Miranda Wolpert, del Wellcome Trust, que financia el estudio, destaca la necesidad de pruebas:
«Los ISRS son vitales para muchos jóvenes, pero aún sabemos muy poco sobre cómo funcionan y por qué a veces no lo hacen».
Alex y Katie han contribuido a modernizar las herramientas de evaluación utilizadas en investigaciones anteriores sobre antidepresivos.
«Muchas de las pruebas eran de los años 70 a los 90, con un lenguaje anticuado y formatos obsoletos», afirma Alex.
Sus actualizaciones tienen como objetivo hacer que la participación sea más atractiva y accesible para los adultos jóvenes, garantizando que los estudios futuros reflejen las experiencias modernas en materia de salud mental.
Katie espera que su trabajo conduzca en última instancia a una mejor atención:
«Si algo bueno puede salir de lo que ha sido realmente difícil para mí y otros obtienen ayuda de ello, eso es lo que importa».
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